
Científicos británicos han descubierto que las vacas que tienen nombre dan más leche que aquellas que son tratadas como simple «ganado».
Las vacas han estado a nuestro lado desde hace milenios y tenemos que agradecerles el haber alimentado a millones de humanos, especialmente a los niños durante generaciones. Incluso los que actualmente no toman leche. Podríamos pensar que al ser animales herbívoros, bastaría ofrecerles el mejor pasto y abundante agua para obtener leche. Pero no. Científicos de la Universidad de Newcastle (en su facultad de Ciencia, Agricultura e Ingeniería) han publicado un estudio en el que afirman haber descubierto que las vacas que tienen nombre propio aumentan la cantidad de leche que dan, en hasta 225 litros por año. Y ese no es el único beneficio, ya que también mejora el comportamiento y el grado de cooperación de los animales con el humano, cuando éstas deben ser ordeñadas o llevadas de un prado a otro. No se trata solamente de ponerles nombres como «Flora», «Lucera» o «Blanquita». En realidad Catherine Douglas, especialista en comportamiento animal de la Universidad de Newcastle, aclara que el estudio se refiere a aquellas ganaderías en las que el ganadero conoce a cada vaca por su nombre, interactúa con ellas por separado, la acaricia y de algún modo la hace sentirse apreciada, única y especial.
Las vacas felices y relajadas dan más leche que las vacas asustadas, estresadas o tristes. Así lo reflejan sus niveles de hormonas, ya que las vacas felices poseen elevados niveles de oxitocina, que favorece la producción de leche, mientras que las vacas tristes o ansiosas muestran niveles altos de cortisol, una hormona que se libera como respuesta al estrés y reduce la producción de leche. De modo que un trato adecuado, cariñoso y cercano, unido a una alimentación ecológica, en la que estos animales viviparos pueden forrajear el pasto a su antojo en campos espaciosos al aire libre, constituyen la verdadera receta del éxito. Estos resultados son avalados también por otros estudios de diferentes Universidades como la de Guelph en Ontario, cuyas conclusiones apuntan en la misma dirección.
Lo contrario son aquellas explotaciones masivas en las que las vacas son tratadas en conjunto como simple «ganado o mercancía». Por eso, al margen de que algunos prefiramos tomar leche de vaca, o de avena, como es el caso de mucha gente, queríamos compartir esta noticia para demostrar lo importante que es para todos los animales sentirse queridos y cómo ésto afecta a su salud emocional, mental y física. Por eso las granjas intensivas son el auténtico infierno para los animales de granja. Granjas de pollos, cerdos, corderos o vacas cuyas vidas se desarrollan en minúsculos espacios cerrados, atestados de congéneres y para los que recibir afecto humano es una quimera.
Licenciado en Marketing y Gestion Comercial. Desde hace mas de 5 años me dedico a la generación de contenido de animales y mascotas. Soy un apasionado del mundo animal , siendo los roederes mi autentica pasión. Tengo hamsters, un hurón y recientemente uní a mi familia una cobaya adoptada.

