Gatito rescatado de la calle vuelve a confiar en los humanos en este «burrito».
En Las Vegas, Nikki Martínez es una voluntaria que se dedica a rescatar gatitos callejeros. También participa en un programa de ayuda animal llamado «atrapa-esteriliza-libera» en el que los gatos de una colonia que el cuida son esterilizados, vacunados y luego devueltos a la colonia, para que no se reproduzcan de forma descontrolada, lo que llevaría a tener en pocos meses cientos de gatos, enfermos y llevando una vida miserable. Para ello, Nikki utiliza trampas metálicas con las que logra atrapar a los mininos sin causarles ningún daño. En su última visita a la colonia capturó a algunos gatos, pero se fijó particularmente en uno de ellos, una pequeña hembra sin raza, de color blanco, que parece cruce de común europeo y siamés. Mientras los demás gatos más o menos sentían curiosidad hacia él o parecían tranquilos, esta pequeña estaba muy asustada, no quería ningún tipo de contacto con los humanos y lo único que hacía era esconderse, gruñir y bufar. Era la más tímida y decidió llamarla «Sugar» (azúcar).
Era tan pequeña que decidieron cuidarla algunas semanas hasta que se hiciera más fuerte, antes de devolverla a la colonia. Sin embargo, pasaba el día escondida detrás de un sofá y sin atreverse a dar un solo paso. La rescatista estaba decidida a ganarse su confianza, así que ideó un plan. Para no tener que tocar a la gata, ya que esto parecía estresarle mucho, simplemente envolvió a Sugar con una mantita haciendo de ella un adorable «burrito». Así, «libre de contacto humano directo», la pequeña parecía sentirse más segura, por lo que el plan había funcionado. Éxito para Nikki.
A continuación, pasó a la segunda parte de su plan, dar de comer directamente a la gatita trocitos de pollo hervido y comida húmeda para demostrarle que no tenía por qué temer a estos humanos. Así, sin dejar atrás su «burrito», la gata cada día se mostraba más confiada hacia las personas y sobre todo menos asustada, menos tímida y nada estresada.
Tras dos semanas recibiendo cariño y comida a través de su burrito especial, Sugar pasito a pasito decidió romper su muralla y sacar sus patitas para saludar a Nikki y jugar con él. ¡Sí, hasta se dejaba acariciar, algo nunca visto en ella!
Con el paso de los días, esta gatita se ha vuelto tan amorosa que está constantemente buscando caricias y ronroneando en su casa de acogida. De modo que han decidido ponerla en adopción y no devolverla a la colonia. La publicación de su caso en redes sociales ha sido todo un éxito ya han recibido solicitudes para adoptarla. Así que todo el trabajo y amor que Nikki le dedicó para «amansarla» y lograr que confiase de nuevo en las personas no ha caído en saco roto y realmente cambiará la vida de Sugar. Mira en este vídeo como ha sido parte de su proceso de recuperación y cómo esta pequeña diablilla es ahora ¡la gatita más dulce y mejor cuidada!
Licenciado en Marketing y Gestion Comercial. Desde hace mas de 5 años me dedico a la generación de contenido de animales y mascotas. Soy un apasionado del mundo animal , siendo los roederes mi autentica pasión. Tengo hamsters, un hurón y recientemente uní a mi familia una cobaya adoptada.