Una gorila ha sido grabada en video, nada más dar a luz a su hijo y la escena es estremecedora. Calaya, una hembra de gorila de 15 años, residente del zoo Smithsonian en Washington, ha sorprendido a medio mundo por como recibió a su bebé recién nacido, tras verlo por primera vez. Ella, una hembra primeriza, y él su primera cría.
La gorila levanta a la cría en sus brazos con delicadeza, sujetando su cabeza para que no se haga daño, y la acerca hasta sus labios para besarlo repetidamente con una ternura increíble. Luego lo mira con admiración, y lo deposita en el suelo, sobre una cama de paja, para que duerma. Los más escépticos dirán que solo está lamiendo la cara de su hijo para limpiarlo, pero no, los expertos han desmentido esta hipótesis, asegurado que se trata de un comportamiento de cariño y afecto hacia su bebé. La verdad es que el gesto parece humano, por eso no podemos dejar de emocionarnos al verlos.
La pequeña cría ha sido bautizada como «Moke», que significa «junior» o «pequeño» en lengua lingala, una lengua africana hablada en el Congo y en Angola. El padre de Moke, es un gorila macho de 26 años de edad, llamado «Baraka» que significa suerte o bendición.
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Moke es el primer bebé gorila que ha nacido en el Smithsonian en 10 años. Esta pequeña familia pertenece a la especie del gorila de llanura del oeste, una raza de gorilas de menor tamaño que otras. Viven dentro de selvas y bosques densos e inaccesibles, protegidos por la vegetación, por lo que su número exacto en libertad, se desconoce. Por desgracia, su futuro no pinta demasiado bien, ya que su población se ha reducido un 60% en los últimos 20 años, debido a la caza ilegal y la destrucción de su hábitat. En estos momentos es una especie en peligro.
Licenciada en Administración de Empresas y editora profesional de contenidos web especializados en animales. Llevo 7 años dedicada a investigar y escribir y divulgar online información sobre animales, he tomado cursos universitarios sobre Adiestramiento canino y etología. Además soy la orgullosa amiga de 5 peludos que viven conmigo, y de otros tantos gatos callejeros a los que alimento y esterilizo.